Cookie Consent by Free Privacy Policy Generator Salud pública y servicios sanitarios en la historia del ferrocarril


El Museo del Ferrocarril de Madrid se suma a esta nueva edición anual de la Semana de la Ciencia haciendo un especial homenaje al colectivo profesional sanitario, el cual ha demostrado con creces su capacidades, voluntariedad y tesón en la lucha contra esta pandemia que todavía seguimos padeciendo. Y para ello, a través de esta exposición, ha querido resaltar el especial vínculo existente entre el ámbito sanitario y el modo de transporte ferroviario desde sus inicios durante el siglo XIX hasta nuestros días.

Las compañías ferroviarias precisaron contar desde sus primeros años de explotación con unos servicios sanitarios que vinieran a garantizar la cobertura asistencial médica de sus trabajadores. La alta siniestralidad que se producía en las primeras décadas de explotación de este nuevo modo de transporte requería una atención especial por parte de las empresas ferroviarias. Con el paso de los años, esta elevada accidentalidad se vería mitigada progresivamente al incrementarse las medidas de seguridad en el desarrollo de los trabajos, al aumentar las condiciones de salubridad en el conjunto de la sociedad industrial y al producirse importantes avances en materia de medicina del trabajo.

Por todo ello, esta exposición virtual quiere sacar a la luz la importancia que han tenido los servicios sanitarios corporativos dentro de las empresas ferroviarias, mostrar su evolución diacrónica y pervivencia en el momento presente.

Introducción

La aparición del ferrocarril dio lugar a una serie de cambios económicos y sociales, y aunque en sus primeras fases despertó unas expectativas que en algunos casos no llegaron al resultado esperado, es innegable que su aparición supuso un efecto dinamizador sobre el mercado interior, al favorecer la movilidad de personas y mercancías de una forma más rápida y a menor coste. La explotación del ferrocarril dinamizó también el mercado de trabajo y favoreció el establecimiento de un nuevo sistema de gestión empresarial, que vino a modificar las relaciones laborales y sociales. Para poder explicar la relación existente entre medicina, salud y ferrocarriles son claves tres conceptos: movilidad, trabajo y gestión empresarial, los cuales nos permitirán conocer las interrelaciones entre la disciplina médica y la actividad ferroviaria.

Desde el punto de vista de la movilidad, la llegada del ferrocarril impulsó el traslado masivo de personas y de mercancías a media y larga distancia, una circunstancia positiva que también generó una serie de efectos relacionados con la salud y la higiene pública y en los que la medicina tuvo una intervención crucial. En primer lugar, porque este nuevo modo de transporte tuvo, en sus inicios, unas elevadas cotas de accidentalidad y esto exigió que las compañías ferroviarias se vieran obligadas a organizar su propio servicio sanitario, tanto para poder prestar atención a los heridos, como para gestionar todo el sistema burocrático que se generaba en torno a los mismos.

El carácter de servicio público del transporte ferroviario enlaza con el higienismo y la salud pública y se convierte en ámbito propio para la legislación y la política sanitaria. Hay que tener en cuenta que la actividad ferroviaria genera espacios colectivos como las estaciones, talleres, coches de viajeros, vagones; y actividades comunitarias como la restauración o la higiene colectiva que requieren de una inspección continua, tanto por parte de la administración como por las empresas y en esta situación es necesaria la figura mediadora de los médicos de empresa.

Finalmente, la capacidad de movimiento que generó el ferrocarril hizo que, en determinadas, ocasiones actuase como un agente facilitador de la expansión de epidemias e infecciones. Para lo cual, la intervención clínica e higiénica de los profesionales era fundamental para el diagnóstico, tratamiento y prevención de las enfermedades. Esta misma capacidad de transporte hizo del ferrocarril un elemento clave en periodos de enfrentamiento bélico, cuando el material rodante se puso a disposición de los estados para el traslado de heridos o la atención médica en el campo de batalla con los coches hospitales.

La Revolución Industrial trajo consigo nuevas formas de producción y trabajo. A la peligrosidad e insalubridad de las fábricas se añadían unos salarios míseros que obligaban a unas condiciones de vida extraordinariamente precarias, que empeoraban aún más la salud de los trabajadores. El ferrocarril no fue ajeno a esta realidad y a la accidentalidad en ruta, se sumaban los accidentes laborales que se producían en un trabajo con maquinaria pesada y en condiciones precarias. En la etapa de las primeras construcciones y explotaciones ferroviarias los trabajadores estaban totalmente desprotegidos en caso de accidente y debían recurrir a las sociedades de socorros mutuos.

Por su parte, las empresas se encontraban con un grave problema a la hora de gestionar y sustituir a los trabajadores accidentados o en el momento de contratar a nuevos aspirantes. Por ello, y con una mirada más proteccionista hacia sus propios intereses que a los de sus empleados, la creación del servicio médico de empresa facilitó la gestión de personal, las altas y bajas, la elaboración de informes y la persecución de fraudes.

En España, durante la década de 1880, la preocupación por la llamada cuestión social llevó a la creación de la Comisión de Reformas Sociales que debía ocuparse de estudiar todas las cuestiones que afectaran a la mejora o el bienestar de la clase trabajadora. Esta Comisión, que acabó convirtiéndose en el Instituto de Reformas Sociales, obtuvo como resultado de esa preocupación la promulgación de la Ley de Accidentes de Trabajo del año 1900, que fue la primera normativa que daba sustento legal a la prevención de riesgos laborales. A pesar de esta ley no se experimentaron avances importantes en este sentido hasta la Segunda República, sobre todo a partir del impulso dado por Francisco Largo Caballero.

Entre la normativa laboral y la normativa sanitaria, que en el año 1925 publicó el reglamento de servicios sanitarios de vías férreas, las compañías ferroviarias se vieron obligadas a organizar y normalizar sus propios servicios médicos con el fin de atender las necesidades higiénicas y sanitarias de su personal y velar por la salud pública de la colectividad a la que ofrecía sus servicios. Una organización que se ha mejorado sus recursos humanos y técnicos a lo largo de la historia del ferrocarril y que hoy también constituye un pilar para la gestión de las empresas y compañías ferroviarias

La evolución de las condiciones y los servicios sanitarios que afectan a la actividad ferroviaria y a los agentes implicados en la misma es el objeto de esta exposición virtual que utiliza como fuente e instrumento el patrimonio bibliográfico y documental que se conserva en el Archivo Histórico Ferroviario y en la Biblioteca Ferroviaria.

Créditos

Productor: Museo del Ferrocarril de Madrid, Fundación de los Ferrocarriles Españoles, F.S.P.

Comisaria de la exposición: Ana Cabanes Martín

Producción y desarrollo web: José Mariano Rodríguez Martínez

Textos, documentación y selección fotográfica: Ana Cabanes Martín, Leticia Martínez García y Raquel Letón Ruiz

Digitalización y tratamiento de imágenes: Leticia Martínez García, Amparo Gutiérrez Marcos y Mariano de la Orden López

Comunicación: Gerencia de Acción Cultural y Comunicación de la FFE.